Daniel Borda, a través de su obra, nos hace recordar sabores, revivir olores, refrescar el paladar y ante todo, recrear la vista con la maestría del color, la textura y todo el realismo que a través de su pintura, expresa en cada trozo de tela o de papel que transforman sus mágicas manos.
Cada elemento de su pintura cobra vida reviviendo la magnificencia de la naturaleza como reflejo de su espíritu co-creador, en donde el espectador se adhiere a su realismo perenne, permitiéndose convertir en el protagonista de su arte, deleitando cada detalle minucioso y el perfeccionismo de su técnica que hace de la simplicidad de lo cotidiano, una verdadera obra de arte.
La pintura de Daniel, nos permite disfrutar y abrir nuestros sentidos a lo pequeño que se transforma en grande, a lo simple que se convierte en único, a lo inadvertido que se vuelve exquisito… la luz hecha volumen cobra el poder de contener la grandeza plena del Gran Arquitecto del Universo que con su pintura, transporta a quienes la observan por un viaje interminable de fascinación ante la sencillez de lo usual.
Sus primeros planos y su encanto por el detalle y el color, nos sumergen en un mundo pleno en donde lo onírico se transforma en realidad pura y la realidad de lo elemental se vuelve un trance inagotable de sensibilidad.
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