¡UNA PINTURA QUE ATRAPA!

No son frecuentes exposiciones como la expuesta ahora por Daniel Borda y que LUIS PÉREZ GALERÍA reconoce y apoya para un futuro que en Daniel Borda ya comenzó. Y que no es fácil explicar con palabras un proceso visual y tratar de abrir una puerta que el pintor ya abrió de par en par.

Forma y Tensión

Pero digamos que la fuerza vitalizadora ( Explosiones, Siluetas Totémicas, Deidades — Omega ) de cada pintura de Borda, que sin explicaciones, busca fijar lo que el artista ve, arriesgándose en un curioso linde que expresa abiertamente tanto lo implosivo como lo explosivo,o las propias maneras de una percepción solo manifestada entre Forma y Tensión.

El artista habla de una, algo así como entrada en la memoria atávica, consciente colectivo, apoyado en testimoniales atmósferas, brumas, arcos y unas casi que fisiológicas y extrañas rocas, sugiriendo presencias dentro de sus ausencias. Algo así como «Psicopresencias» que pueden simbolizar pegajosas y casi que embrionarias sexualidades, o energías que en un vértigo ascendente recuerdan también civilizaciones, ciudades perdidas, dolmens cuyas referencias mitológicas ya se los trago la edad, pero que en el propósito de Borda, son referencias que apenas forman parte de un proceso en donde estas relaciones comienzan a ser conformadas visualmente, incorporadas, mejor dicho, cuando la suspensión de sus espacios continua convocando y agudizando desoladoras zonas color ocre, de colores contenidos o de colores comenzando su fuga, producto de algo parecido a un Aniquilo –Renacimiento y que el artista reconoce como todo lo de Sacro — Tremendo contenido en el gran apocalipsis que siempre acosa su temática y que según explica el mismo Borda, afloran a su imaginación como una serie de símbolos de lo que son los cuatro elementos. Corrientes que son como el flujo de las cosas y que Borda complementa en un quinto elemento o Quintaesencia: El Pensamiento. También manifiesta el artista, todo parece estar formado de un único material primigenio y constante en todo el universo y el cosmos que magnifica su obra. Aunque lo respalda y apoya un trazo natural, persigue una significación Mágico — Religiosa.

Del cosmos sus atmósferas, ya comienzan a configurar un estilo que no transige en su concepto paralelo que apoya en sus dibujos con la aguada y colores del pastel, del lápiz y hasta el acrílico, para terminar logrando esa especie de carnaval con conciencia y permite enriquecimientos posteriores, con la doble finalidad de dramatizar la función del trazo y una audacia de invención con elementos y acontecimientos capaces de apretar y madurar un estilo cada vez mas personal y dueño de lo que ahora podríamos llamar , la originalidad de su drama expresivo. Una vez se supere el dibujo efectista en el que el embrujo perseguido por Borda pierde edad. Y en los óleos, monocromías o policromías, produciendo velos cromáticos que parecen de otras épocas. Corrientes de comunicación que caen y terminan entrelazando vertientes que entran en el juego visual Aire — Agua, Tierra — Fuego o temperatura ambiente que evaporara el agua dejándola fluir. Todo el contenido, continuo como compacto, de sus cuadros, y según el mismo Borda, no son trabajados sobre una hipótesis, ni con teorías para justificar una experiencia. No hay pues ningún absoluto: «Solo me dejo llevar».

Y Entonces la Naturaleza

No siendo el caos, fácilmente invitado a testimoniar el concepto de la obra de Borda, se aprecia en su pintura la metamorfosis de los elementos, la tierra firme se desplaza como una gelatina que arrastra color y desconcierto. Los arboles pueden parecer en ascenso y las nubes en descenso. Borda dice que es una especie de gravedad ( ¿Antigravedad? ) que se irradia hacia todos los confines del espacio que los contiene. Siempre hay la luz que todo lo testimonia, distancia o agudiza. Destellos, arreboles, pero solo muy de pronto, sol. Muy de pronto, luna. De pronto aves.

«… tampoco es mi intención transmitir angustia, aclara el artista. Para mi la angustia es como una manera de agredir a la gente. Uno solo va cumpliendo procesos.»

Tiempo y Espacio

¿Podría decirse que en la obra de Daniel Borda, el concepto del tiempo parece ser su propiedad? ¿El mismo no lo dilata, el mismo no lo contrae? Y cuando los fenómenos materiales se sostienen a tales enormes presiones, como elementos, como son sus cuadros, la energía los desplaza, los hace vibrar, se transforman ( que buscan ) finalmente, la luz. Fuerza mágica de sus ambientes, el orden del caos, armonía pánica de pinturas que son también una especie de reinado de la quietud absoluta… una gran quietud que sin embargo deja rastro y como la huella es testimonio de un tiempo recorrido en un espacio que termina siendo arquitectura. Entonces, una forma que no deja liberar el caos y por eso la geografía que se apropio de la temática de Borda no llega a ser rigurosamente desintegrada, ni puesta en duda, como alguna vez lo hicieron los surrealistas.

Cuando Borda, mas de una vez, rompe categóricamente el espacio y el concepto tradicional de la dimensión, por lo que se contrae o por lo que se magnifica, por atmósferas que flotan como algas, que pareciera que se elevan, o que danzan, buscan un algo desesperado y que como restos de un gran naufragio, representan la propia y personal escena del drama y en donde el resultado es una especie de opresión o de grito primordial… paisajes singulares y contornos bordeados por siluetas montañosas, de los que solo se puede suponer después nada mas que el pánico de los abismos, de los grandes abismos.

Extraña rocosidad que devela rostros o que simboliza sexualidades, como si las relaciones tradicionales entre las cosas tuvieran la orden terminante de quedar en un suspenso, reinando en desoladoras zonas del Aniquilo — Renacimiento. Por eso también los paisajes que aparecen transfigurados por una nueva dimensión. Que aunque reconocible para nosotros, todo en sus pinturas busca una penetración, al fin y al cabo, ambientes que concebidos con formas esotéricas de la metamorfosis terminan cargados de significación.

¿Esta entonces Daniel Borda penetrando nuevos terrenos de la expresión creadora?. !Ahí esta enclavado el reto!. Reto y terquedad que sacaran al artista al otro lado, para instalarse, definitivamente en el mas allá de la buena pintura, porque así son las cosas del talento y así son las bienvenidas batallas que ya Daniel Borda comenzó a ganar.

Por eso la pintura de este artista: ¡ Si !

DIEGO LEÓN GIRALDO